Hay que defender especialmente las verdades de fe, y la verdad de la Iglesia.
Pablo VI:
Uno de nuestros dolores más agudos es la infidelidad de algunas personas buenas, que olvidan la belleza y la gravedad del compromiso que les une a la Iglesia.
Es éste un fenómeno que la evolución de la vida moderna acentúa de una manera dolorosa, tanto en el terreno de la doctrina como en el de las costumbres y orientaciones prácticas.
¡Cuántas debilidades, cuánto oportunismo, cuánto conformismo, cuánta vileza!
(Alocución. 17-II-1965)